Justo ahí...
Es en ese preciso lugar donde comienzan los trajines del capitán Arramble.
Se sabe que sucedió ante la barra de un bar, bajo la segunda luna llena de mayo y un naranjo desmantelado de su azahar...
Se sabe que en Sevilla las palomas dormían en las cornizas guarecidas de la brisa y que los taxistas paraban sus motores junto a los albergues pero, pero poco más..
Ni siquiera se conoce el minuto exacto en que la última calada lo acercaba a esa colilla que tantas y tantas veces apuraba entre los dedos...
Justo ahí, entre aquellos benditos malditos...
ahí justo, donde todo comienza...